«El derecho de huelga se consigue haciendo huelgas; el derecho de reunión, reuniéndose; el derecho de asociación, asociándose; y todos estos atributos de la libertad, es únicamente la acción de masas la que puede acabar imponiéndolos.»
Marcelino Camacho (1976)
El actual sistema neoliberal pone la economía en manos de los intereses del mercado y de la banca, lo que conlleva una distribución cada vez más desigual de la riqueza y recortes en derechos sociales y en condiciones laborales. Los logros conseguidos mediante las luchas populares y obreras del siglo XX se van viendo destruidos en los últimos años con las reformas laborales y de pensiones. Esas medidas dan más poder al capital a costa de reducir los recursos necesarios para garantizar el acceso de las personas a unas condiciones de vida digna.
Según datos del Gobierno Vasco
actualmente unas 200.000 personas viven en riesgo de pobreza en la
Comunidad Autónoma Vasca; entre 2016 y 2018 la pobreza ha aumentado
un 48%, las personas
pensionistas han perdido un 6% su poder adquisitivo y el 92% de los
nuevos contratos son temporales. Además, ha habido un debilitamiento
del sector público con recortes en sanidad y en educación así como
una privatización de los servicios públicos.
Por todo ello, las
entidades firmantes de la Carta de Derechos Sociales de
Euskal Herria, una iniciativa compuesta por movimientos sociales
y varios sindicatos, han convocado una huelga el próximo jueves
30 de enero al que Ingeniería Sin Fronteras
País Vasco – Euskal Herriko Mugarik Gabeko Ingeniaritza nos
adherimos. Reivindicamos un empleo de calidad y la defensa de los
derechos sociales, es decir, unas condiciones de vida dignas.
Concretamente, la huelga reivindica una derogación de las reformas laborales de 2010 y 2012, una salario mínimo de 1.200€ con la reducción de la jornada a 35 horas semanales, acabar con la brecha salarial entre hombres y mujeres, volver a la jubilación a los 65 años y con una pensión mínima de 1.080€, y que los trabajos domésticos y de cuidados sean dignificados y dispongan de derechos iguales al resto de empleos.
Además,
la deriva de la mercantilización de la educación, que en el ámbito
universitario se prolonga hasta las etapas de investigación, asocia
de manera perversa la juventud con la precariedad con contratos
basura y la explotación al conseguir un empleo, fruto de las últimas
reformas laborales.
Y
como se emana en las bases de la propia articulación de la Carta de
Derechos Sociales de Euskal Herria, la garantía de unas vidas dignas
y sostenibles parte de la solidaridad, la justicia y la igualdad
entre las personas y los pueblos.
Las cosas se pueden y se deben hacer de otra manera. Hay que cambiar las prioridades de la acción política e institucional y poner a las personas y sus intereses por encima de los intereses del mercado y al trabajo por encima de los intereses del capital.
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