Una defensa de la vida desde una apuesta colectiva de la vida
No estamos solas. Es el título del documental pero también es la idea que nos quisieron transmitir María Aizpuru y Marta Rivas en el coloquio posterior. La violencia y vulneración de derechos humanos que sufren las defensoras de derechos humanos no son casos aislados y por eso son esenciales las redes y colectividades, porque no estamos solas.
El documental se editó tras la muerte de Berta Cáceres y desde entonces han sido asesinadas muchas otras defensoras en Centro América. La última, el 24 de noviembre, una compañera garífuna del OFRANEH.
Los datos en relación a la violencia sexista en El Salvador son alarmantes. En lo que llevamos de año, 379 niñas de 10 a 14 años han sido embarazadas y se han registrado 84 feminicidios. El período más duro se vivió entre entre abril y agosto, durante la cuarentena obligatoria, donde ocurrieron 56 feminicidios. Las casas no eran lugares seguros, pues muchas mujeres estuvieron 24 horas directamente con su agresor y potencial asesino, y esto no se tuvo en cuenta.
Del mismo modo, en los últimos años ha tomado protagonismo el ciberacoso a defensoras y mujeres en general. Se registran en la red salvadoreña de defensoras 13 casos de ciberacoso y 11 ataques digitales.
Ante esta situación hay un desprestigio constante de la libertad de prensa y un engaño político bajo un gobierno que asegura que los homicidios bajan cuando hay periodistas que demuestran que este gobierno está negociando con las pandillas (como lo han hecho todos) con un único fin electoral.
En una región que enfrenta todas estas circunstancias, ¿Quién defiende a quién defiende? ¿Cómo garantizamos que las mujeres no estemos solas en esta lucha?
Uno de los puntos clave es la conexión con la identidad, con el territorio, para que nos podamos agarrar a esa relación en nuestra lucha. También, promover el autorreconocimiento dentro de las comunidades (aunque es un arma de doble filo, porque implica ponerse en la mira del enemigo). Asimismo, rescatar la sabiduría en las comunidades: la resistencia pacífica de Puia en Guatemala, las zapatistas en México… Hacer una defensa de la vida desde una apuesta colectiva por la vida y tejer redes para trascender de lo local y pasar a lo regional e internacional. Estar pendiente de lo que el otro y la otra hace. Es con este objetivo con el que surgió la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras, gracias a la cual sí podemos afirmar que no estamos solas.
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