La apropiación de agua más allá de las cantidades necesarias para la propia subsistencia distingue a la especie humana del resto de las que habitan el planeta. A lo largo de la historia se han ido conformando formas de mercantilización y uso lucrativo del agua, que hoy se articulan en tres ejes principales: agua embotellada, privatización del suministro e incorporación en los procesos productivos. Esta semana hablamos del primero.
El agua es un elemento indispensable para la vida, y en principio abundante en los ecosistemas. Sin embargo, hay que atender al hecho de que la mayoría de las especies precisan de agua dulce para desarrollar su vida. Centrándonos en este otro dato, encontramos que menos del 1% total del agua es dulce y se encuentra en estado líquido.
Dulce o salada, todas las especies realizan una apropiación de una determinada cantidad de agua, que habitualmente es referenciada como huella hídrica. Aunque estrictamente este término sólo se emplea para la apropiación humana, y es que el uso que las personas hacemos de los recursos hídricos es un tanto especial: somos las única que extendemos esta huella más allá de nuestra propia subsistencia.
Dónde está el límite de la subsistencia es algo que es difícil de determinar. La Fundación por una Nueva Cultura del Agua nos propone cuatro categorías éticas, a la vez que niveles de prioridad, en cuanto a la apropiación de agua que Pedro Arrojo resume en Más Claro Agua como sigue: 1) Agua vida, abarcando cuotas básicas de agua potable, servicios básicos de saneamiento, agua para garantizar la soberanía alimentaria y agua para preservar vivos los ecosistemas; 2) Agua comunidad, estando incluidos servicios comunitarios de abastecimiento y saneamiento; 3) Agua economía, siendo ésta el agua necesaria para desempeñar procesos productivos dentro de los límites de la sostenibilidad; y 4) Agua delito, entendiendo las prácticas extractivas abusivas, los procesos productivos no sostenibles, contaminación de acuíferos, etc.
Los niveles de prioridad tres y cuatro están garantizados. Lo que es paradójico y alarmante es que se garantizan en detrimento de los dos primeros niveles. Se pone así en en riesgo la supervivencia de las personas y del resto de especies que habitan el planeta. Pero ¿cómo se lleva a cabo esta apropiación perversa? Esta semana vamos a comenzar analizando el agua embotellada.
Agua embotellada
En los años 70 las compañías de bebidas se dieron cuenta de que los refrescos se podían consumir de manera limitada, con el consiguiente estancamiento de las ventas. Decidieron acometer el negocio del agua embotellada, ante las burlas de la gente, atónita por ver en venta algo que se podía obtener del grifo. Enseguida empezaron a aparecer campañas encaminadas a generar miedos y desconfianza en torno al agua del grifo, aduciendo que ésta era perjudicial para la salud y estableciendo el agua embotellada como icono de un estilo de vida saludable (campañas que perduran en la actualidad).
En palabras de Chris Middleton, director de la consultora australiana Fountainhead, “En cuestión de 30 años el agua embotellada ha pasado de no ser prácticamente nada a que se hable de ella como la segunda o tercera mercancía que más dinero mueve en el mundo, después del petróleo o el café”. Según la consultora Canadean el agua embotellada es líder de venta de bebidas desde 2015. Otras otras consultoras, como Zenith Internacional, ya la daban como líder en 2007.
Todo ello a pesar de que -en términos de mercado- se trata de un producto entre 250 y 2000 veces mas caro que el agua del grifo. Es además un producto insostenible en todas sus fases: fabricación de los envases de PET, transporte de los mismos a grandes distancias, acumulación de plásticos en vertederos o emisión de tóxicos en incineración de los mismos, etc. En cuanto a la antes mencionada huella hídrica, se estima que son necesarios ocho litros de agua dulce para producir un solo envase de 1,5L. En términos de salud, de acuerdo con la FAO, el agua embotellada no es mejor que la del grifo. Existen además estudios que aseguran que el agua embotellada está sometida a controles menos rigurosos que el agua del grifo, y tampoco esta exenta de contaminación.
Según citan Barlow y Clarke, en 1999 la Natural Resources Defense Council (NRDC por sus siglas en inglés) realizó un estudio sobre agua embotellada. Según éste, al menos un tercio de las 103 marcas de agua envasada estudiadas contenían niveles de contaminación, incluyendo residuos de E. coli y arsénico. Un cuarto del agua embotellada, agrega el estudio, es tomada directamente del grifo y luego procesada y purificada hasta cierto punto. Esto ha sido reconocido posteriormente por CocaCola y PepsiCo sobre sus respectivas marcas Dasani y Aquafina.
Algunos casos paradójicos
Sin duda uno de los casos mas curiosos con respecto al agua embotellada es el de la marca Fiji. Se trata de un agua de lujo, procedente de uno manantial muy poco accesible situado en la isla con el mismo nombre. Su precio en europa ronda los 9€. Mientras tanto, un tercio de las personas que habitan la isla Fiji no tienen suministro de agua potable. No sabemos, pero sospechamos, que ni un solo céntimo se dedica a garantizar mejores condiciones de salubridad en la isla.
Un caso más local es el de Natura, que mantiene una campaña de venta de agua embotellada (un producto social y ambientalmente insostenible) de una conocida marca del grupo Danone. El noble argumento es que parte del beneficio se destina a mejorar el acceso a agua potable en Sahel. Un claro caso de actuar de manera paliativa y superficial sobre un problema a la vez que se fomentan y potencian sus causas de raíz.
¿Qué puedo hacer?
- Cuando viajes, hagas deporte, o en días de calor, lleva contigo botellas reutilizables. Existen botellas de aluminio y plásticos alimentarios muy ligeras.
- Exige a tu ayuntamiento la habilitación de fuentes públicas y puntos de agua en la vía pública.
- En los bares y restaurantes, al pedir agua, especifica siempre que quieres agua del grifo. Rechaza la botella que te regalan con el desayuno, es gratis para tí pero costosa para los ecosistemas.
- Si te dedicas a la hostelería, sirve agua del grifo a menos que te la pidan de manera específica. Fomenta sus cualidades y ¿por qué no? recupera el tradicional botijo.
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