Artículo escrito por Adrián Sanchez Madera, estudiante del XXI Seminario de ISF/MGI
En la segunda parte del itinerario sobre el medio ambiente y sostenibilidad organizado el día 14 de noviembre tuvimos el honor de contar entre nosotros y continuar la salida con Eduardo Renovales, miembro de Ekologistak Martxan. Después de una parada junto al monumento de Artxanda, donde se explicó la historia de Bilbao, su entorno, la sobreexplotación de los recursos y la problemática de los tendidos eléctricos y antenas de telecomunicación, proseguimos con la segunda parte de la salida.
A continuación tuvimos la oportunidad de visitar la ermita de San Roque antes de hacer un breve descanso. Cabe destacar que la zona de Artxanda sufrió bastante en la Guerra Civil y en consecuencia la ermita fue totalmente reconstruida en el año 1981, debido a los fuertes daños que sufrió durante la guerra. La pequeña ermita con forma rectangular está situada en una atalaya natural por la que destacan sus maravillosas vistas hacia el aeropuerto de Bilbao y el corredor del Txorierri. Cerca del aeropuerto pudimos observar a lo lejos un amplio terreno listo para urbanizar pero que estaba abandonado. Esto conlleva a un gran impacto medioambiental y visual en un ambiente tan bonito como lo es el valle de Txorierri, lleno de naturaleza y biodiversidad. Con el paso de los años y el afán del ser humano por construir ha llevado a la decadencia y destrucción de la zona natural de Artxanda y sus alrededores.
Más adelante pudimos observar una de las mayores problemáticas del entorno natural de Artxanda, como lo pueden ser el eucalipto y el pino. No solo el ayuntamiento de Bilbao, sino el sector forestal vasco también está en crisis, ya que últimamente se ha discutido mucho sobre la enfermedad de la banda marrón que está arrasando los pinares y sobre las posibilidades y riesgos de las fumigaciones con óxido de cobre, cuya contaminación terrenal es notable. Lamentablemente, se está hablando muy poco de la expansión del eucalipto conforme los pinos van desapareciendo, y que mucha gente desconoce.
Los eucaliptos han sustituido al pino y al bosque autóctono vasco en general, como lo son el roble, el abedul y el haya. De las 2500 hectáreas de bosque que hay en el entorno de Artxanda y Txorierri, solamente 500 hectáreas son del ámbito público. Para la industria maderera del sector privado es más rentable plantar eucalipto que cualquier otro tipo de árbol por su alta rentabilidad y corto periodo de crecimiento (12-14 años), sin importar el ecosistema local. En consecuencia, obtenemos una degradación terrenal bastante grande en el ambiente, ya que el eucalipto seca la tierra y genera un terreno irregular. Es por ello que en muchos casos las zonas donde hay abundancia de este tipo de árbol se encuentran secas y en otros muchos casos se secan hasta los ríos, eliminando los denominados bosques de ribera y su fauna.
Los eucaliptales se talan a matarrasa cada 14 años más o menos. El corte a matarrasa consiste en cortar todos los árboles de una zona y retirar con maquinaria pesada los que sean maderables. Las pistas creadas para la extracción de árboles, junto a las matarrasas tan frecuentes, fomentan la pérdida de suelo y el enturbiamiento de los ríos. De modo que cada vez que se talan los árboles, la capa superficial del suelo es arrastrada por las lluvias y acaba en los ríos dándole un color marrón en época de lluvias, afectando negativamente el entorno. Esto es visible en la ría de Bilbao cuando llueve fuertemente.
Finalizando el itinerario pudimos ver parte del bosque de Txankele, que a día de hoy conserva parte del bosque autóctono. También pudimos observar otras tres problemáticas que amenazan con la biodiversidad en la zona, por una parte la plaga del avispón asiático que hace peligrar la biodiversidad local. Por otra parte el mal estado y la cantidad de basura que hay en estos parajes naturales, y por último el plumero de la pampa (planta invasora). En caso de encontrarnos con alguno de estos problemas lo adecuado sería llamar al ayuntamiento de Bilbao para dar aviso y dejar constancia de lo visto, o mismamente llamar al 112 para poder solucionar el problema.
Sin darnos cuenta estamos acabando con nuestro medio ambiente y con la magnífica biodiversidad que nos rodea. Somos muy afortunados de tener una naturaleza y un ecosistema tan frondoso, único y lleno de vida a las puertas de nuestras casas. Pocas ciudades pueden presumir de semejante entorno. En conclusión, no somos conscientes de lo que tenemos hasta que lo perdemos. Por ello, cuidémoslo entre todas y todos
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